Guadalupe Reyes (32) y Jimena Bevacqua (29) se muestran desesperadas. El dinero se agota y las vacaciones placenteras que habían planeado en un paraíso peruano se parecen a uno de esos programas de supervivencia de la televisión. Sin embargo, lejos de ser un reality show, las chicas tucumanas están sintiendo en carne propia la realidad de subsistir en tiempos de cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus.
Están en Punta Sal, un balneario del departamento norteño de Tumbes, casi en el límite con Ecuador, desde el 3 de marzo. El 22 del mes pasado tendrían que haberse subido al avión que las traería de regreso a la provincia -con previa escala en Lima-, pero allí comenzó la odisea: cancelaciones y reprogramaciones de la empresa Latam, medidas estrictas del gobierno peruano para que se cumpla la emergencia sanitaria y la escasez de recursos de un lugar soñado pero carente de recursos para realizar pagos electrónicos.
"Estamos con otra chica de Río Negro (Ana Okeefle) que está pasando por la misma situación que nosotras. Las medidas tomadas por el Gobierno de Perú hicieron que en un principio nuestra estadía se extienda durante 11 días más", contó Reyes a LA GACETA. Las tres habían sido informadas que su vuelo partiría mañana. Sin embargo, la última reprogramación fue un golpe a la ilusión de volver a sus casas: "nos dieron fecha para el 3 de mayo, aunque tampoco es segura".
Las amigas detallan que están imposibilitadas de recibir dinero por transferencia bancaria y que es imposible usar tarjetas de crédito o débito: "en Punta Sal no hay cajeros automáticos y las tiendas no poseen posnet. Contamos con poco efectivo para lo que, al parecer, será una larga estancia. Por las nuevas disposiciones del presidente de Perú (Martín Vizcarra), la cuarentena se extiende por lo menos hasta el 12 de abril, lo que implicaría una estancia mínima de 11 noches más. Estas medidas implican el cierre total de las fronteras (aéreas, terrestres, marítimas), estado de emergencia sanitaria y toque de queda de 16 a 8".
"Nos encontramos hospedadas en el refugio de Puntal Sal, que nos garantiza lugar hasta mañana. Luego tendremos que ver cómo hacemos. A nuestro alcance sólo tenemos tiendas familiares con escasos alimentos. Pasando dos días caminamos unos cinco kilómetros para llegar a los negocios antes del horario de queda", relatan.
Perú extendió el toque de quedaReyes y Bevacqua se levantan todos los días tratando de gestionar una solución: comunicación con Embajada, formularios en Cancillería y charlas con la Turismo Regional de Perú. El escenario no cambia. "Ayer le escribimos al subsecretario de Relaciones Internacionales de Tucumán, Mariano Fernández, pero no obtuvimos ninguna respuesta", cuenta Reyes.
"Es una situación desesperante. Una de nosotras posee hipertensión y otra diabetes. Contamos con medicación para siete días más. Nos encontramos a más de 1.600 kilómetros de Lima, lugar de donde están partiendo los aviones de repatriación. Solicitamos de manera urgente una respuesta, y ver la posibilidad de trasladarnos a Lima o a Arequipa lugar, de donde salen vuelos", sentencian.